miércoles, 18 de enero de 2017



Juan María Montalvo Fiallos (Ambato, Ecuador, 13 de abril de 1832París, Francia, 17 de enero de 1889) fue un ensayista y novelista ecuatoriano. Su pensamiento liberal estaba fuertemente marcado por el anticlericalismo y la oposición a los dictadores Gabriel García Moreno e Ignacio de Veintemilla. Luego de la publicación de la revista El Cosmopolita, en la que criticaba a la dictadura de García Moreno, Montalvo viajó a Colombia, donde escribió gran parte del resto de su obra. Uno de sus libros más conocidos es Las Catilinarias, publicado en 1880. Entre sus ensayos destacan Siete tratados (1882) y Geometría Moral (póstumo, 1902). También escribió una secuela de Don Quijote de la Mancha, llamada Capítulos que se le olvidaron a Cervantes. Murió a causa de una pleuresía en París. Su cuerpo fue embalsamado y se expone en un mausoleo en Ambato.




 BIOGRAFÍA

Ernesto Noboa y Caamaño nació en Guayaquil, de igual manera que su compañero Medardo Ángel Silva, procedía de una familia notable. Cumplió su educación media, se estableció con sus padres en la ciudad de Quito, en donde su aleteo poético, fue cobrando altura a través de [periódicos] y revistas. Pero su fama se extendía también al auxilio de las reuniones amicales en las que declamaba lo propio y lo ajeno, en noches de bohemia en que no faltaba la excitación letal de los paraísos artificiales. Había aprendido Noboa un estilo de escribir y de llevar su existencia que provenía del París de los poetas malditos, pero que casaba peculiarmente con lo que él era por naturaleza: un hombre extremadamente sensible, desdeñoso de la ordinariez de las cosas cotidianas, acongojado por afecciones íntimas e ideas sombrías. Las incomodidades del ambiente local, rudo para su ambición de vagas delicadezas, le empujaron hacia Europa.
El viaje depuró aún más sus gustos y sus percepciones. Le dio oportunidad de captar imágenes extranjeras saturadas de poesía. Un ejemplo de eso es su composición Lobos de mar, en el paisaje de Bretaña, cuando Noboa pudo contemplar a ese niño que desde el regazo de la madre humilde torna sus glaucos ojos de futuro marino—y se queda escuchando la promesa del mar!. Las impresiones de su vagabundeo lejano y las que con alma sensible siguió recogiendo tras el regreso al país, pusieron el calor de lo humano en sus versos, aunque acentuaron al mismo tiempo su desazón, su pesimismo, su renunciamiento a la voluntad y el esfuerzo, su predilección por las drogas heroicas, su insalvable prisa hacia la muerte. Esta, por cierto, no le sedujo de veras, «con su paso humilde de reina haraposa». Pero, en cambio, le poseía un desmayo invencible frente a las cosas de la vida: “Del más mínimo esfuerzo mi voluntad desiste,—y deja libremente que por la vieja herida—del corazón se escape—sin que a mi alma contriste—como un perfume vago, la esencia de la vida.” En medio de su abandono amaba más radicalmente las lecturas de los autores favoritos: «Heme, Samain, Jules Laforgue, Edgar Allan Poe -y, sobre todo, ¡mi Verlaine!». O, de igual manera que el modernista cubano Julián del Casal, confesaba su apetencia de morfina y de cloral para calmar sus “nervios de neurótico”. Seguramente Ernesto Noboa Caamaño fue la figura representativa del Modernismo en el Ecuador.
Leyó a los franceses, a Rubén Darío. A Juan Ramón Jiménez. Y de ese modo asimiló virtudes de forma que le permitieron hacer poesía de gracia y delicadeza jamás logradas antes en el país. Rasgos estilísticos, predilecciones por lo francés y lo exótico, estado sentimental, singular aptitud renovadora, todo lo asocia legítimamente a lo más caracterizado del movimiento modernista hispanoamericano. Pero no desoyó totalmente el reclamo de los temas cercanos. Por eso compuso con certeza y colorido aquel soneto titulado «5 a.m.», que es una imagen fiel, viva, visual, de las gentes quiteñas que madrugan a la misa bajo el clamor de las campanas y que se mezclan con el truhán y la mujerzuela como en un apunte goyesco. Ernesto Noboa Caamaño publicó “Romanza de las horas” en 1922. Y preparaba un segundo volumen de poesía — que jamás apareció— titulado La sombra de las alas.
















Medardo Ángel Silva


(Guayaquil, 1899-1919) Poeta ecuatoriano. De formación realmente autodidacta y origen humilde, ejerció como maestro de escuela; quizá su condición de mulato influyó en el pesimismo que llenó su vida, en una sociedad todavía lejana del sentimiento humano de la comprensión y la convivencia. No se ha podido concretar si lo impulsó al suicidio un desengaño amoroso o si murió a manos de un rival por celos. 

Humberto Fierro 


 (Quito, 1890 - Quito, 1929)1 fue un poeta ecuatoriano perteneciente a la denominada Generación decapitada, compuesta por varios poetas de principios del siglo XX.

Biografía

Hijo de una familia pudiente conformada por el Sr. Enrique Fierro Rosero y de la Sra. Amalia Jarrín Zapata. Adquirió esmerada educación y en las propiedades de sus padres, en Quito y en Miraflores en Cayambe,desde adolescente dedicó mucho tiempo a la lectura de sus autores y poetas favoritos.En la cual destacaban lecturas filosóficas y científicas y sobre todo de los poetas franceses simbolistas y parnasianos. Perteneció a la generación modernista e hizo gran amistad con Arturo Borja, Ernesto Noboa, y el grupo de poetas al que el escritor Raúl Andrade calificó como la«Generación Decapitada». Sus principales obras, en las que se puede apreciar claramente la pureza de su lenguaje, unas veces sencillo, otras retorcido y rebuscado,Introvertido, modesto y sencillo están reunidas en sus dos poemarios «El Laúd en el Valle» y «La Velada Palatina», que incluyen -entre otros- sus poemas «Tu Cabellera», «Los Niños», «Hojas Secas», «Romance de Cacería», «A Clori», etc. de una sensibilidad extrema, se desempeñó toda su vida como amanuense en una Oficina del Ministerio público. Arturo Borja lo instó a publicar sus poemas. El Laúd del valle, publicado en 1919, y La Velada palatina, editada después de su muerte, en 1949. A partir de 1920 llevó una vida bohemia, pero sin excesos, y en las noches se reunía con sus amigos y poetas en diferentes bares de la ciudad de Quito, hasta que la muerte lo sorprendió repentinamente el 23 de agosto de 1929, cuando apenas tenía 39 años de edad.

ARTURO BORJA 

Descendiente directo de Juan de Borja y Enríquez de Luna, III duque de Gandía y Juana de Aragón y Gurrea; el primero, nieto del Papa Alejandro VI (Rodrigo de Borja); La segunda nieta del rey Fernando II de Aragón, descendiente de los reyes de Navarra y la corona de Aragón.2
Nació en Quito en 1892. Su progenitor, el doctor Luis Felipe Borja Pérez (padre), le condujo consigo a París para tratar una enfermedad en su ojo cuando Arturo apenas entraba en la adolescencia.
Contrajo matrimonio, el 15 de octubre de 1912, con Carmen Rosa Sánchez Destruge, a quien dedicará los poemas “Por el camino de las quimeras” y “En el blanco cementerio”.
Se suicidó, en 1912, contando apenas con 20 años de edad, murió por una sobredosis de morfina.

Obras

En agosto de 1920 tres jóvenes artistas, que habían sido amigos suyos, los pintores Nicolás Delgado, Antonio Bellolio Pilart y Carlos Andrade Moscoso, emprendieron la tarea de editar su faena producción -28 poemas solamente- bajo el título de "La Flauta de Ónix", en la imprenta de la Universidad Central del Ecuador, en 60 páginas ilustradas con dibujos de ellos mismos.3
Su poema Para mí tu recuerdo fue musicalizado, como pasillo, por el compositor Miguel Ángel Casares Viteri. Siendo interpretado por notorios vocalistas como Carlota Jaramillo4 y Bolívar “El Pollo” Ortiz

LITERATURA DEL
La literatura del siglo XX comprende las obras, los movimientos literarios y los autores del siglo XX. Es un siglo marcado por conflictos bélicos que sacudieron la conciencia de los escritores, la influencia de la tecnología (especialmente las artes audiovisuales como el cine y los medios de comunicación, incluso la radio, televisión, e Internet), la ruptura de los límites estrictos entre géneros, y el intercambio entre diferentes lenguas y culturas, que hacen que las obras muestren un grado de cosmopolitismo e influencias mestizas mucho mayor que en los siglos precedentes.
El siglo se ve también determinado por el auge de la industria editorial, con grandes sellos, la publicación a gran escala y el creciente papel de las escuelas, las críticas literarias y los círculos académicos, como filtros para el lector. Se extienden diversos premios literarios, entre los que destaca el Premio Nobel de Literatura por su prestigio internacional. La cantidad de lectores potenciales creció gracias a la ampliación de la educación básica y las campañas de alfabetización, resultando en un aumento sin precedentes de la disponibilidad de libros y otros formatos que también incluyen literatura, tales como revistas y periódicos.
Durante este periodo se desarrolla notablemente la teoría de la literatura, empezando por el formalismo ruso. Su influencia es perceptible en las creaciones contemporáneas, ya que actúan a modo de antigua preceptiva poética o de sanción de lo que debe cultivarse. La manifestación de los movimientos actúan en el mismo sentido.
Como el desarrollo de corrientes y generaciones varía bastante en función de la zona de estudio, este artículo aborda la literatura en una estricta división por décadas, aunque hay movimientos que no se ajusten a esta delimitación temporal y abarquen períodos más amplios o más cortos.

Numa Pompilio Llona


(Guayaquil, 1832-1907) Poeta ecuatoriano, uno de los más distinguidos representantes del tránsito del romanticismo al parnasianismo. Se educó en Colombia (Cali, 1836-1844) y en Perú (Lima), a donde llegó en 1845 y en cuya Universidad de San Marcos cursó los estudios de Derecho. Profesor luego de dicha universidad, pasó larga temporada en Europa como cónsul del Perú en España, Italia y Francia; volvió en 1882 a su país para ser rector de la Universidad de Guayaquil, representó después a Ecuador en Colombia (1885), pasó otra temporada en Lima y volvió a su ciudad natal, donde fue coronado públicamente en 1904. 

Fue un poeta muy leído en su tiempo; hoy está casi olvidado: el contenido filosófico de sus poemas, más o menos profundo, tan en boga en la época de Campoamor y Núñez de Arce, no gusta hoy ya: Los caballeros del Apocalipsis (1869), Noches de dolor en las montañas (1872), La odisea del alma (1876); pero quizás lo más interesante de su producción sean sus sonetos. La odisea del alma entusiasmó al argentino Rafael Obligado.
Otras producciones suyas son La escuadra española en las costas del Perú (1865), Cantos americanos (1866), Cien sonetos (1847), Clamores de Occidente, Cien sonetos nuevos (1880), Cantos patrióticos y religiosos (1881), Poemas amatorios y diversos (1882) y La estela de una vida (1893). Su influencia en Ecuador, Perú e Hispanoamérica en general como introductor de tendencias literarias entonces nuevas es innegable.