Juan María Montalvo Fiallos (Ambato, Ecuador, 13 de abril de 1832 – París, Francia, 17 de enero de 1889) fue un ensayista y novelista ecuatoriano. Su pensamiento liberal estaba fuertemente marcado por el anticlericalismo y la oposición a los dictadores Gabriel García Moreno e Ignacio de Veintemilla. Luego de la publicación de la revista El Cosmopolita, en la que criticaba a la dictadura de García Moreno, Montalvo viajó a Colombia, donde escribió gran parte del resto de su obra. Uno de sus libros más conocidos es Las Catilinarias, publicado en 1880. Entre sus ensayos destacan Siete tratados (1882) y Geometría Moral (póstumo, 1902). También escribió una secuela de Don Quijote de la Mancha, llamada Capítulos que se le olvidaron a Cervantes. Murió a causa de una pleuresía en París. Su cuerpo fue embalsamado y se expone en un mausoleo en Ambato.
miércoles, 18 de enero de 2017
Juan María Montalvo Fiallos (Ambato, Ecuador, 13 de abril de 1832 – París, Francia, 17 de enero de 1889) fue un ensayista y novelista ecuatoriano. Su pensamiento liberal estaba fuertemente marcado por el anticlericalismo y la oposición a los dictadores Gabriel García Moreno e Ignacio de Veintemilla. Luego de la publicación de la revista El Cosmopolita, en la que criticaba a la dictadura de García Moreno, Montalvo viajó a Colombia, donde escribió gran parte del resto de su obra. Uno de sus libros más conocidos es Las Catilinarias, publicado en 1880. Entre sus ensayos destacan Siete tratados (1882) y Geometría Moral (póstumo, 1902). También escribió una secuela de Don Quijote de la Mancha, llamada Capítulos que se le olvidaron a Cervantes. Murió a causa de una pleuresía en París. Su cuerpo fue embalsamado y se expone en un mausoleo en Ambato.
BIOGRAFÍA
Ernesto Noboa y Caamaño nació en Guayaquil, de igual manera que su compañero Medardo Ángel Silva, procedía de una familia notable. Cumplió su educación media, se estableció con sus padres en la ciudad de Quito,
en donde su aleteo poético, fue cobrando altura a través de
[periódicos] y revistas. Pero su fama se extendía también al auxilio de
las reuniones amicales en las que declamaba lo propio y lo ajeno, en
noches de bohemia en que no faltaba la excitación letal de los paraísos artificiales. Había aprendido Noboa un estilo de escribir y de llevar su existencia que provenía del París de los poetas malditos, pero que casaba peculiarmente con lo que él era por naturaleza:
un hombre extremadamente sensible, desdeñoso de la ordinariez de las
cosas cotidianas, acongojado por afecciones íntimas e ideas sombrías.
Las incomodidades del ambiente local, rudo para su ambición de vagas
delicadezas, le empujaron hacia Europa.
El viaje depuró aún más sus gustos y sus percepciones. Le dio oportunidad de captar imágenes extranjeras saturadas de poesía. Un ejemplo de eso es su composición Lobos de mar, en el paisaje de Bretaña,
cuando Noboa pudo contemplar a ese niño que desde el regazo de la madre
humilde torna sus glaucos ojos de futuro marino—y se queda escuchando
la promesa del mar!. Las impresiones de su vagabundeo lejano y las que
con alma sensible siguió recogiendo tras el regreso al país, pusieron el
calor de lo humano en sus versos, aunque acentuaron al mismo tiempo su
desazón, su pesimismo, su renunciamiento a la voluntad y el esfuerzo, su
predilección por las drogas
heroicas, su insalvable prisa hacia la muerte. Esta, por cierto, no le
sedujo de veras, «con su paso humilde de reina haraposa». Pero, en
cambio, le poseía un desmayo invencible frente a las cosas de la vida:
“Del más mínimo esfuerzo mi voluntad desiste,—y deja libremente que por
la vieja herida—del corazón
se escape—sin que a mi alma contriste—como un perfume vago, la esencia
de la vida.” En medio de su abandono amaba más radicalmente las lecturas
de los autores favoritos: «Heme, Samain, Jules Laforgue, Edgar Allan Poe -y, sobre todo, ¡mi Verlaine!». O, de igual manera que el modernista cubano Julián del Casal,
confesaba su apetencia de morfina y de cloral para calmar sus “nervios
de neurótico”. Seguramente Ernesto Noboa Caamaño fue la figura
representativa del Modernismo en el Ecuador.
Leyó a los franceses, a Rubén Darío. A Juan Ramón Jiménez.
Y de ese modo asimiló virtudes de forma que le permitieron hacer poesía
de gracia y delicadeza jamás logradas antes en el país. Rasgos
estilísticos, predilecciones por lo francés y lo exótico, estado
sentimental, singular aptitud renovadora, todo lo asocia legítimamente a
lo más caracterizado del movimiento modernista hispanoamericano.
Pero no desoyó totalmente el reclamo de los temas cercanos. Por eso
compuso con certeza y colorido aquel soneto titulado «5 a.m.», que es
una imagen fiel, viva, visual, de las gentes quiteñas que madrugan a la
misa bajo el clamor de las campanas y que se mezclan con el truhán y la
mujerzuela como en un apunte goyesco. Ernesto Noboa Caamaño publicó
“Romanza de las horas” en 1922. Y preparaba un segundo volumen de poesía — que jamás apareció— titulado La sombra de las alas.
Medardo Ángel Silva
(Guayaquil, 1899-1919) Poeta ecuatoriano. De
formación realmente autodidacta y origen humilde, ejerció como maestro
de escuela; quizá su condición de mulato influyó en el pesimismo que
llenó su vida, en una sociedad todavía lejana del sentimiento humano de
la comprensión y la convivencia. No se ha podido concretar si lo impulsó
al suicidio un desengaño amoroso o si murió a manos de un rival por
celos.
Humberto Fierro
Biografía
Hijo de una familia pudiente conformada por el Sr. Enrique Fierro Rosero y de la Sra. Amalia Jarrín Zapata. Adquirió esmerada educación y en las propiedades de sus padres, en Quito y en Miraflores en Cayambe,desde adolescente dedicó mucho tiempo a la lectura de sus autores y poetas favoritos.En la cual destacaban lecturas filosóficas y científicas y sobre todo de los poetas franceses simbolistas y parnasianos. Perteneció a la generación modernista e hizo gran amistad con Arturo Borja, Ernesto Noboa, y el grupo de poetas al que el escritor Raúl Andrade calificó como la«Generación Decapitada». Sus principales obras, en las que se puede apreciar claramente la pureza de su lenguaje, unas veces sencillo, otras retorcido y rebuscado,Introvertido, modesto y sencillo están reunidas en sus dos poemarios «El Laúd en el Valle» y «La Velada Palatina», que incluyen -entre otros- sus poemas «Tu Cabellera», «Los Niños», «Hojas Secas», «Romance de Cacería», «A Clori», etc. de una sensibilidad extrema, se desempeñó toda su vida como amanuense en una Oficina del Ministerio público. Arturo Borja lo instó a publicar sus poemas. El Laúd del valle, publicado en 1919, y La Velada palatina, editada después de su muerte, en 1949. A partir de 1920 llevó una vida bohemia, pero sin excesos, y en las noches se reunía con sus amigos y poetas en diferentes bares de la ciudad de Quito, hasta que la muerte lo sorprendió repentinamente el 23 de agosto de 1929, cuando apenas tenía 39 años de edad.
ARTURO BORJA
Descendiente directo de Juan de Borja y Enríquez de Luna, III duque de Gandía y Juana de Aragón y Gurrea; el primero, nieto del Papa Alejandro VI (Rodrigo de Borja); La segunda nieta del rey Fernando II de Aragón, descendiente de los reyes de Navarra y la corona de Aragón.2
Nació en Quito en 1892. Su progenitor, el doctor Luis Felipe Borja Pérez (padre), le condujo consigo a París para tratar una enfermedad en su ojo cuando Arturo apenas entraba en la adolescencia.
Contrajo matrimonio, el 15 de octubre de 1912, con Carmen Rosa
Sánchez Destruge, a quien dedicará los poemas “Por el camino de las
quimeras” y “En el blanco cementerio”.
Se suicidó, en 1912, contando apenas con 20 años de edad, murió por una sobredosis de morfina.
Obras
En agosto
de 1920 tres jóvenes artistas, que habían sido amigos suyos, los
pintores Nicolás Delgado, Antonio Bellolio Pilart y Carlos Andrade
Moscoso, emprendieron la tarea de editar su faena producción -28 poemas
solamente- bajo el título de "La Flauta de Ónix", en la imprenta de la Universidad Central del Ecuador, en 60 páginas ilustradas con dibujos de ellos mismos.3
Su poema Para mí tu recuerdo fue musicalizado, como pasillo, por el compositor Miguel Ángel Casares Viteri. Siendo interpretado por notorios vocalistas como Carlota Jaramillo4 y Bolívar “El Pollo” Ortiz
LITERATURA DEL
La literatura del siglo XX comprende las obras, los movimientos literarios y los autores del siglo XX.
Es un siglo marcado por conflictos bélicos que sacudieron la conciencia
de los escritores, la influencia de la tecnología (especialmente las
artes audiovisuales como el cine
y los medios de comunicación, incluso la radio, televisión, e
Internet), la ruptura de los límites estrictos entre géneros, y el
intercambio entre diferentes lenguas y culturas, que hacen que las obras
muestren un grado de cosmopolitismo e influencias mestizas mucho mayor
que en los siglos precedentes.El siglo se ve también determinado por el auge de la industria editorial, con grandes sellos, la publicación a gran escala y el creciente papel de las escuelas, las críticas literarias y los círculos académicos, como filtros para el lector. Se extienden diversos premios literarios, entre los que destaca el Premio Nobel de Literatura por su prestigio internacional. La cantidad de lectores potenciales creció gracias a la ampliación de la educación básica y las campañas de alfabetización, resultando en un aumento sin precedentes de la disponibilidad de libros y otros formatos que también incluyen literatura, tales como revistas y periódicos.
Durante este periodo se desarrolla notablemente la teoría de la literatura, empezando por el formalismo ruso. Su influencia es perceptible en las creaciones contemporáneas, ya que actúan a modo de antigua preceptiva poética o de sanción de lo que debe cultivarse. La manifestación de los movimientos actúan en el mismo sentido.
Como el desarrollo de corrientes y generaciones varía bastante en función de la zona de estudio, este artículo aborda la literatura en una estricta división por décadas, aunque hay movimientos que no se ajusten a esta delimitación temporal y abarquen períodos más amplios o más cortos.
Numa Pompilio Llona
(Guayaquil, 1832-1907) Poeta ecuatoriano, uno de
los más distinguidos representantes del tránsito del romanticismo al
parnasianismo. Se educó en Colombia (Cali, 1836-1844) y en Perú (Lima), a
donde llegó en 1845 y en cuya Universidad de San Marcos cursó los
estudios de Derecho. Profesor luego de dicha universidad, pasó larga
temporada en Europa como cónsul del Perú en España, Italia y Francia;
volvió en 1882 a su país para ser rector de la Universidad de Guayaquil,
representó después a Ecuador en Colombia (1885), pasó otra temporada en
Lima y volvió a su ciudad natal, donde fue coronado públicamente en
1904.
Fue un poeta muy leído en su tiempo; hoy está
casi olvidado: el contenido filosófico de sus poemas, más o menos
profundo, tan en boga en la época de Campoamor y Núñez de Arce, no gusta
hoy ya: Los caballeros del Apocalipsis (1869), Noches de dolor en las montañas (1872), La odisea del alma (1876); pero quizás lo más interesante de su producción sean sus sonetos. La odisea del alma entusiasmó al argentino Rafael Obligado.
Otras producciones suyas son La escuadra española en las costas del Perú (1865), Cantos americanos (1866), Cien sonetos (1847), Clamores de Occidente, Cien sonetos nuevos (1880), Cantos patrióticos y religiosos (1881), Poemas amatorios y diversos (1882) y La estela de una vida
(1893). Su influencia en Ecuador, Perú e Hispanoamérica en general como
introductor de tendencias literarias entonces nuevas es innegable.
VIDA Y OBRA DE DOLORES VEINTIMILLA GALINDO
En su corta vida fue
creadora de inspirados poemas y trabajos literarios, el poema que más se conoce
es Quejas. El fracaso en su matrimonio con el médico colombiano
Sixto Galindo. Así como su pensamiento adelantado a la época, marcarían la
personalidad y los trabajos posteriores de Dolores, llevándola finalmente al
suicidio.
Biografía
El nacimiento de la poetisa coincide
con el nacimiento de la República del Ecuador; nace en medio de una sociedad
hipócrita y falsamente moralista. Dolores Veintimilla es una de las pocas
mujeres que rompiendo los prejuicios sociales, se incorpora al movimiento
cultural de esa época.
Nació en Quito en 1830, en medio de
una familia acomodada de la capital, personas que la conocieron han ponderado
sus atributos físicos. Sus padres fueron el señor Don José Veintimilla y la
señora Doña Jerónima Carrión, ambos nacidos en Loja. A los dieciocho años de
edad contrajo matrimonio con el médico colombiano Sixto Antonio Galindo y
Oroña, quien no supo comprenderla ni apoyarla en sus anhelos culturales.
Su matrimonio fue un fracaso,
Galindo estaba acostumbrado a traicionar con otras mujeres a Dolores; principalmente
por este motivo y para evitar así las habladurías de la gente, Dolores
Veintimilla, su marido y su tierno hijo salen de Quito para radicarse en
Guayaquil, sin embargo el marido no encuentra agradable este ambiente y decide
trasladarse a Cuenca, ciudad que se convertiría en la tumba de la poetisa.
Al poco tiempo de vivir en Cuenca
(ciudad extremadamente conservadora) Sixto Galindo no obtiene la clientela que
esperaba tener, ha obtenido la cátedra de medicina en la Universidad de Cuenca,
pero no soporta iniciar las clases con el rezo de tres Aves Marías y un Padre
Nuestro, se cansa de la ciudad donde los chismes solo se acrecientan más; por
estos motivos Galindo decide abandonar a su esposa con su hijo para el
radicarse en Panamá.
Dolores Veintimilla en Cuenca
despliega una gran actividad cultural, su casa se convierte en uno de los
mayores cenáculos literarios de la época por donde pasaron algunos de los más
ilustres poetas de la época como el chileno Alberto Blest Gana.
Se da en aquella época un acontecimiento
que turbara el alma sensible de la joven poetisa, acusado de parricidio el
indígena Tiburcio Lucero fue condenado a muerte, la poetisa siente la tragedia
como suya y sale en defensa del indígena escribiendo un ensayo al que titula
"Necrología" en el cual se muestra contraria a la pena de muerte. A
partir de éste escrito el mayor de sus adversarios, el polemista Obispo de
Cuenca el sacerdote franciscano Fray Vicente Solano, no dejaría de fustigarla
desde el púlpito, se encargo de mancillar su honor y su dignidad hasta después
de muerta.
El pueblo cuencano, dejándose llevar
por el fanatismo religioso y por la lengua de Fray Solano, empezó a criticar a
la joven mujer, hojas sueltas tales como: "A un curioso ratoncito",
"En defensa de Madame Zoila", etc. Escritas en contra de ella por los
frailes Solano, y Marchán; todo esto, junto a las penurias económicas, el
abandono de su marido y las críticas sociales fueron hundiéndola en una
melancolía profunda. La mujer hace un intento por salvar su honor escribiendo
otra hoja suelta a la que titula "Al público", la misma que nunca
salió a la luz porque "los dueños de la verdad" no le permitieron su
defensa.
Bajo estas
circunstancias, cansada de sobrevivir se arrancó la vida de su propia mano,
como lo indicó en sus poemas: "Y si a
olvidar no alcanzas al ingrato/ te arrancare del pecho corazón". Así desaparecía
tempranamente, con apenas veintisiete años de vida, una de las más tiernas
voces del Romanticismo Hispano.
Obra Literaria
Dolores Veintimilla dejó
pocas obras, las cuales fueron publicadas en conjunto por Celiano Monge en Quito después de la muerte de la poetisa.
Entre la prosa
sobresalen “Fantasía” y “Recuerdos”. Son obras en las que dialoga con el pasado
y en las que culpa al tiempo por haber dado una temprana muerte a sus
ilusiones.
En el verso es donde
mejor logra plasmar su dolor.
Con “Aspiración”,
“Desencanto”, “Anhelo”, “Sufrimiento”, “La noche y mi dolor”, “Quejas”, “A mis
enemigos”, “A un Reloj” y “A mi madre”.
Cómo característica de
estilo se puede contar que prefirió el verso rimado y musical, y que casi no se
valió de metáforas u otras imágenes literarias para plasmar su dolor en sus
escritos.
JULIO ZALDUMBIDE
Nació en Quito el 5 de junio de 1.833. Hijo legítimo de Ignacio Zaldumbide Izquierdo, combatió a lado del general José María Sáenz y fue asesinado a lanzadas después el combate de Pesillo, cuando estaba rendido. “Su nombre constituye baluarte de civilismo y signo de la saña del elemento militar extranjero adueñado del país” y de Felipa de Gangotena y Tinajero, quiteños.
Después de la primera enseñanza y de haber seguido los cursos de secundaria hasta graduarse de maestro o bachiller en Filosofía y Letras, ingresó a la Universidad Central con el intento de dedicarse a los estudios de Jurisprudencia, pero muy pronto los abandonó para seguir con ardor y entusiasmo a la literatura. “Era un joven de buenas maneras, de exquisito gusto, pero dado a la soledad y a la melancolía”.
En 1.852 escribió la poesía titulada “La estrella de la tarde”, primera de sus composiciones intimistas y de tono menor “en una atmósfera de amable melancolía y vaga tristeza, tan propia de la hora vespertina, vista por ojos románticos, donde campea su simpatía por la naturaleza y el canto al amor doloroso e imposible idealizado en Laura”.
Poco después y con motivo de conmemorarse el séptimo aniversario de la revolución marzista 6 de Marzo de 1.845– se presentó aún adolescente a la velada artístico- literaria de la “Sociedad de Ilustración” y subiendo al escenario declamó su “Canto a la Música”, causando magnífica impresión. Fragmento: El alma llena de delicias, cuando/ en el cristal suspira de la fuente;/ La estremece de horror, en el torrente/ que se lanza estruendoso en el peñón. // En el umbroso bosque, en la Colina/ finges la dulce voz de los amores/ y del vergel en las fragantes flores/ estático te escucha el corazón// Miguel Riofrío, “el poeta lojano que ejercitaba su justa autoridad ante los jóvenes estudiosos y que presidía la fiesta”, lo coronó. Zaldumbide tenía escasamente dieciocho años y de allí en adelante figuro activamente en el mundo de las letras.
Según el 29 de noviembre escribió una elegía “A la memoria de la señora Juana Lama de Moncayo”, esposa del Dr. Pedro Moncayo y muerta al dar a luz a su hijo. En 1.855 publicó en el periódico “La Democracia” de Quito, otra elegía, a la muerte de Carmen Pérez Pareja. Ya era respetado en los medios cultos del país y se había granjeado numerosas amistades.
En 1.856 publicó su Silva titulada “A la soledad del campo” que según Hernán Rodríguez Castelo cambia sustancialmente su estilo. “Su poesía se tornó más amplia y libre y adquirió mayor aliento, usando combinaciones libres de versos de 11 y 7 sílabas y tomando a la naturaleza como objeto de contemplación. Y así surgió el ciclo de sus famosas poesías tales como “La Mañana”•, “La Tarde” y “La Noche”.
“En 1.857 atravesó una aguda neurosis que le ocasionaba desabrimiento y desencanto a todo y al ocurrir la muerte de su tía y suegra Rosa Gangotena de Gómez de la Torre escribió una elegía a su memoria. A fines de ese año adquirió el fundo “Paramba” situado en la región de Malbucho, que riega el río Mira en el camino el Pailón que acababa de abrirse y para marchar hacia la selva virgen hizo apuntes y resúmenes que debieron haberle costado muchas fatigas. El mismo hecho de aislarse en plena selva tropical, bella y poderosa soledad apacible, revela el cambio en su conducta; sin embargo no perdió enteramente su tiempo pues leyó a Tácito y a Tomás Moore y aunque no halló la ansiada felicidad que en ninguna parte está como él mismo confesaría después, gozó de una cierta quietud física y espiritual.
“Sus últimos años fueron sombríos y agobiados. Vivía tuberculoso y colmado de dolores, silencioso, amando a los suyos y ya no creía tanto en el destino incierto de los hombres porque la religión iba ganando terreno en su voluntad disminuida por el abandono, la pobreza y la enfermedad y murió el 31 de julio de 1.887 este patricio liberal, cuando sólo contaba 54 años.
De estatura más que regular, tez blanca, delgadísimo, ojos profundos y abundantes cabellos rizados y negros. Dejó ocho hijos y la estela inolvidable de su fama y su talento.
Fue un poeta elegante y exquisito formado en el más severo estudio, pero lleno de una genial apatía, pues no podía meditar y componer sin el ánimo bien apercibido; por eso sus trabajos iban saliendo de tarde en tarde y sólo a reiteradas solicitudes de sus amigos y admiradores. Cuando leía meditaba. El arte que no es inspiración es artificio. La poesía es meditación y recogimientos, las estrofas deben venir a una llamada de la emoción y la inteligencia; por eso, conforme iban pasando los años, sus versos van revistiéndose de gravedad, muy cercana a la Filosofía. Poeta – Filósofo se le llamó para indicar esta inclinación meditativa. Hizo poesía profunda, sobria y llena de buen gusto.- en la soledad del campo.
POESÍA DEL SIGLO XIX
el
siglo XIX en el Ecuador se puede destacar la presencia de Jose Joaquín
Olmedo, político, diplomático y escritor guayaquileño. Su obra más
destacada es el "Canto a Bolivar", un poema épico extenso donde se canta
la gloria del Libertador.
Dolores Veintimilla de Galindo, una de nuestras primeras poetas, es
una romántica por excelencia. Su vida plagada por el infortunio termina
por propia mano de la artista a la edad de 28 años. En los pocos poemas
que se conocen de su inspiración, la poeta demuestra una tristeza
profunda y el doloroso peso de su joven existencia. Quizá un verso diga
más que cualquier introduccion:
"¡En mi nombre mi sino me pusiste!
¡sino, madre, bien triste!"
Otros
poetas destacados son Llona, Zaldumbide, Moreno y Borja. Algunos de
ellos sobreviven el paso del siglo XX, pero ya que la mayoría de su obra
la escribieron en el siglo XIX se ha decidido mantenerlos en él
José Joaquín de Olmedo fue un escritor oriundo de Ecuador, nacido en Guayaquil el 20 de marzo del año 1780 y fallecido el 19 de febrero de 1847. Desde pequeño recibió una educación privilegiada, que giraba entorno a las lenguas y la literatura. En su juventud realizó diversos estudios universitarios, entre ellos la carrera de abogacía, y tuvo a cargo varias cátedras, como ser filosofía y derecho. A lo largo de su vida, combinó con gran destreza su entrega a la enseñanza académica, sus cargos públicos y su pasión por las letras. Estuvo muy implicado en la política de su país, que atravesó momentos muy difíciles, tales como su Revolución en el año 20. Lamentablemente, un cáncer que debió padecer durante mucho tiempo acabó con su vida cuando todavía tenía mucho camino por recorrer.
La obra de Olmedo abarca tanto la poesía como la narrativa, y algunos de los títulos más significativos son "Batalla de Junín", "Canto a Bolívar" (que le permitió gozar de reconocimiento a nivel mundial), "Alfabeto para un niño" e "Al General Flores, vencedor en Miñarica". El libro denominado "Obras poéticas" representa el único compendio de su lírica que fue revisado y corregido por el mismo escritor poco antes de su fallecimiento
José Joaquín de Olmedo fue un escritor oriundo de Ecuador, nacido en Guayaquil el 20 de marzo del año 1780 y fallecido el 19 de febrero de 1847. Desde pequeño recibió una educación privilegiada, que giraba entorno a las lenguas y la literatura. En su juventud realizó diversos estudios universitarios, entre ellos la carrera de abogacía, y tuvo a cargo varias cátedras, como ser filosofía y derecho. A lo largo de su vida, combinó con gran destreza su entrega a la enseñanza académica, sus cargos públicos y su pasión por las letras. Estuvo muy implicado en la política de su país, que atravesó momentos muy difíciles, tales como su Revolución en el año 20. Lamentablemente, un cáncer que debió padecer durante mucho tiempo acabó con su vida cuando todavía tenía mucho camino por recorrer.
La obra de Olmedo abarca tanto la poesía como la narrativa, y algunos de los títulos más significativos son "Batalla de Junín", "Canto a Bolívar" (que le permitió gozar de reconocimiento a nivel mundial), "Alfabeto para un niño" e "Al General Flores, vencedor en Miñarica". El libro denominado "Obras poéticas" representa el único compendio de su lírica que fue revisado y corregido por el mismo escritor poco antes de su fallecimiento
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